Fabián W. Waintal
Ya no es el jovencito que fue nominado al Oscar con solo 19 años. Pasaron 14 años desde que protagonizó ‘Titanic’. El 11 de noviembre, Leonardo DiCaprio cumplió 37 años y esa madurez también se refleja en su trabajo, sobre todo en la nueva película ‘J.Edgar’ donde se postula como uno de los favoritos al Oscar.- ¿Es hora de ganar el Oscar?
- En mis experiencias con el Oscar, aprendí que no tengo control ni puedo hacer nada sobre las opiniones de la gente sobre mi trabajo. Yo solo puedo salir a promocionar mi película esperando que a la gente le guste o responda de la forma que vaya a responder cuando esté decidida a votar. Agradezco que hablen del tema, pero al final, no tengo control sobre lo que puede pasar.
- ¿Sueña con ganarlo al menos?
- No creo que nadie pueda decir que no quiere tener un Oscar. Estarían mintiendo, pero tampoco es mi motivación cuando interpreto ese tipo de roles. Me motiva trabajar con gente grandiosa, creando un cuerpo de trabajo en el que después pueda mirar atrás con orgullo.
- ¿Cómo recuerda la primera nominación del Oscar, hace casi 20 años?
- Al principio no lo podía creer. No entendía lo que pasaba. Mis padres estaban increíblemente emocionados. Él me preguntó “¿Te das cuenta lo que acaba de pasar?”. Yo le contesté un simple “Supongo que sí”. Pero la verdad, yo no entendí la magnitud de atravesar algo así y cuando fui a la entrega del Oscar, estaba demasiado tímido. Eso es lo que recuerdo.
- ¿Fue difícil la tercera vez cuando no ganó con ‘Blood Diamond’?
- La verdad, no creo haber tenido nunca expectativa de ganar. No lo creo.
- ¿El Oscar sería la gota del vaso que le falta para lograr la gloria personal?
- Depende de las motivaciones de cada uno. La gloria a nivel personal no es algo que se puede lograr realmente, para mí es trabajar en lo que amo. Todas las carreras pasan y algún momento no tendré las oportunidades que tengo hoy.
- ¿Es cierto que su madre lo llamó Leonardo, por Leonardo Da Vinci?
- Supuestamente sí. Mis padres estaban en la Galería Uffizi, en Florencia cuando mi madre estaba embarazada. Miraban a Da Vinci y mi mamá sintió que yo le di una patada. Mi padre, que es italiano, dijo “Su nombre debería ser Leonardo”. Saberlo, es ‘cool’.
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